miércoles, 24 de agosto de 2011

Carta a Tomás Welss

Sr. Tomas Welss:

Antes que nada quisiera pedirle una disculpa. Me siento profundamente avergonzada por el comportamiento que tuvieron ayer algunas personas de la audiencia durante la transmisión de su corto Paraíso terrenal. Espero que no vaya a generalizar, (qué vergüenza de verdad) y que no se lleve una mala impresión de todo el público regiomontano.
A mí, la verdad me da vértigo hablar en público, por eso no pedí el micrófono, pero esto es lo que me hubiera gustado decirle: Me pareció muy interesante la propuesta desde un inicio, esa conjunción de sonidos y colores te atrapa. Sobre todo cómo empleó "gruñidos" para comunicar, me encantó eso: usted estaba apelando a las primeras formas de comunicación, por medio de la vista con esas palmas tan hermosas y de ese lenguaje primigenio.
Durante el corto yo pensé "Bueno, pero ¿qué es esto?". Las respuestas fueron múltiples: a) que era lo que imaginaba un niño, b) era una alucinación, c) un "viaje". Y después pensé "Pero ¿qué es lo que quiere decir?". Y podría contestar que me transmitió cierta "esperanza" de que encontrar el paraíso en la tierra es posible. Pero no. Fue algo mucho más profundo y sorprendente. Tuve un sueño. Estaba hablando en una reunión con 12 personas sentadas en una mesa alargada, conmigo éramos 13. Les empecé a contar que había visto un corto de un señor gordo que... y en eso perdí a la mitad de mis escuchas, ellos empezaron a platicar y la otra mitad medio me oían. Pero dentro de los que seguían mi relato, estaba mi novio (un ingeniero que sabe sólo cosas de motores y carpintería) y yo le preguntaba por nombres de PINTORES que empezaban con A, para poder explicar la técnica que había usado usted. Brincó de algún lado el nombre de "Allen Ginsberg", y yo decía: pero él es poeta, él da "aullidos". Y comprendí que de cierta forma se relacionaba con los gruñidos y sonidos ¿universales?
El suyo fue el único corto que tuvo esta conexión a nivel inconsciente, quizá porque me sentí apenada por los comentarios de estos muchachos o por lo que le he dicho que me gustó, y aunque sé que usted tuvo mucha razón en molestarse y decepcionarse un poquitín, comprenda que son jóvenes, que las más de las veces los maestros de artes visuales les obligan a ir para tratar de despertar el interés. O incluso podría apelar a la crisis de valores tan severa que sufrimos en este momento, ya no tienen tacto para sus comentarios, ni la formación para apreciar o rechazar con razones fundamentadas pero respetando las opiniones y el trabajo de los demás.
Espero que le haya servido un poquito mi explicación, como retroalimentación para este trabajo suyo y que no se vaya con el mal sabor de boca, y deseo que todo lo que usted plasme en sus animaciones sea fielmente lo que usted ha imaginado, para provecho de la gente que respeta.

Sinceramente,

Lic. Elisa Gaytán